The Hours por Philip Glass

Wednesday, March 19, 2008

UN CUENTITO DE LA SELVA


El leoncito y la gaselita IV: Demasiado

Los días pasaron, y días vendrían, la gaselita buscaba distraerse en su pasteo, apesar de ello no dejaba de preguntarse ¿por qué ella debía estar apartada de su amor?
Sus amigos trataron de levantarle el ánimo llevándola a correr por el prado, pero el joven leoncito no se apartaba de su pensamiento.

¿Cuanto tiempo más? Ya no recuerdo cómo se siente un beso... quiero sentirlo, quiero respirar por un segundo el mismo aire que otro... ¡Que locura! ¿A quién engaño? no puedo estar así con alguien... pero... ¿y el amor? Me siento tan sola... sola... sola... Ah, ¿Eco?... eco... eco... ¿Donde estoy? ¡Mi cabeza, me duele! no hay nadie... ¿Dónde están todos? ¡por favor! ¿Dónde están? están... están... hha hha Necesito aire, necesito aire ¡aire!... hha el silencio me ahoga... ¡por favor!... favor... favor... mis oidos buscan hasta el mas lejano y silencioso sonido... Silencio y luego más silencio...

¡Ah! ¿Qué es eso? hay un sonido en el silencio, es un sumbido muy agudo... Ahh es como un vidrio rechinando, el grito de un murcielago, los golpes de las piedras debajo del mar, es muy agudo... Es el sonido de un minuto... Aahhh es cada vez más fuerte y penetrante... ¡no puedo soportarlo! ¡es muy fuerte! ¡me está lastimando! ahh ¡mi cabeza! ahh ah ¡me duele! ahhh AAAAAAAAAAAHHHH ¡¡¡¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!...




No puedo, no puedo, no puedo...

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